Los mosquitos vuelven a darse un festín en Málaga

Los mosquitos vuelven a darse un festín en Málaga

Las barriadas malagueñas más cercanas a la desembocadura del río Guadalhorce vuelven a sufrir otra plaga de mosquitos tigre. Es la tercera de cierta magnitud. Otro pico en el que la población de estos insectos se descontrola en la ciudad y ha alcanzado los niveles de octubre de 2015 y de agosto de 2016 –los peores recordados por los vecinos–. «No se puede pasear por la calle. Es una nube de mosquitos y, aparte de la picadura, es muy molesto estar todo el día dándose manotazos», explicó el pasado martes Francisco Troyano, presidente de «Stop Mosquitos», colectivo vecinal que se ha unido para exigir una solución a las plagas que no dejan desarrollar la vida con normalidad en los barrios de Guadalmar, Sacaba, San Julián y Parque Litoral.

Los ciudadanos aseguran que, pese a que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga están trabajando para poder acabar con el problema, la deseada solución no llega. «No se da con el foco y no se solventa el problema. Cada vez vamos a peor. No sabemos qué va a pasar este verano, si ahora tenemos una plaga que llega a los niveles de agosto del año pasado», añadió Troyano. El Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de choque con pulverizaciones de insecticida y con búsqueda de lugares con larvas. El temporal ha dejado charcos salinos en la zona y a la lluvia se han sumado las altas temperaturas para hacer eclosionar las larvas. La consecuencia es una parte de la ciudad acosada por las picaduras de una bandada de insectos que están dándose un suculento banquete.

Desde el Consistorio se explica que se está actuando en dos frentes: Controlar las larvas y acabar con la población adulta del mosquito tigre. «Nos hemos ofrecido a los vecinos para pulverizar dentro de sus casas, cuando nos den permiso», explica Raúl Jiménez, concejal de Medio Ambiente de Málaga. «El problema es que los desbroces que se hicieron no se han mantenido y eso ayuda a que se cree una población de larvas», apuntó Troyano.

El resultado es una plaga que deja a su paso enormes picaduras e incidencias de todo tipo. En este mes, los mosquitos han hecho que se haya suspendido un partido de fútbol en la zona y que los padres del colegio Caro Baroja hayan decidido no llevar a los niños a clase el próximo viernes en señal de protesta. «La picadura es muy fuerte. En los ancianos y los niños es dónde más molestias provoca. Hay casos en los que se llega a tener que utilizar corticoides. Es constante el uso de cremas y repelentes», señaló Francisco Troyano.

«Cada vez que hay lluvias y altas temperaturas eclosionan las larvas. Es insoportable. Los que trabajamos en la calle hemos tenido que cancelar el trabajo, porque era imposible seguir por las picaduras», recordó Troyano, que aseguró que este problema afecta a los negocios de la zona, centrada en el turismo de sol y playa. «Las terrazas están vacías porque no se puede estar en la calle», reseñó Troyano, quien explicó que en esta zona de Málaga no sólo hay residentes, sino también gente que va a pasear o a la playa y que este problema los aleja hacia otros lugares.

Fuente: sevilla.abc.es

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