Combaten plagas 
con mezclas de virus

Combaten plagas 
con mezclas de virus

Un grupo internacional de científicos en el que participa el doctor Trevor Williams, del Instituto de Ecología AC (Inecol), desarrolló un modelo de mezcla de virus con resultados de gran impacto que han permitido enfrentar plagas en hortalizas y otras problemáticas en diversos cultivos.

El equipo científico (integrado por franceses y españoles) brindó solución a daños por plagas en hortalizas en el sur de España y las Islas Canarias. “Se trata -dijo Trevor Williams- de un modelo de creación de virus que hasta el momento no ha encontrado similitud en el mundo, pues no se trata de ingeniería genética.

El mismo científico explica que hace unos años una primera patente fue otorgada por el desarrollo de un insecticida biológico solicitado por un cooperativo de productores del sur de España para el control de Spodopteras exigua, un insecto que puede atacar a más de 60 especies de plantas cultivadas pertenecientes a 23 familias botánicas.

“Se trata de un gusano (estado larvario del insecto) que daña cultivos de invernaderos, como sandías, tomates, pimientos y otros en la zona de Almería, una de las más importantes en producción de hortalizas que abastece Europa.

“El problema con los productores es que utilizan muchos plaguicidas químicos, y la plaga se vuelve resistente, de manera que se requiere usar más químicos y con más frecuencia. Lo que sucedió con los cultivadores de la región de Almería es que empezaron a utilizar químicos no autorizados, hasta que la Unión Europea encontró residuos químicos en los alimentos que se exportaban al resto del continente, lo cual causó un gran problema, ya que se bloqueó la exportación de varios productos de la zona”.

El desarrollo del bioinsecticida se llevó a cabo cuando el doctor Williams era parte de la plantilla de científicos de El Colegio de la Frontera Sur, en México, y se obtuvo la patente en el año en que se integró a Inecol, en el 2007.

“Desarrollamos un sistema que ha funcionado muy bien. Fuimos al campo y aislamos el virus, después lo separamos en sus componentes genotipos (cepas ligeramente distintas por su información genética) […], analizamos cada genotipo por separado, de manera que encontramos diferencias importantes en su patogenicidad, en su capacidad de producir virus en un nuevo huésped, y particularmente en su tiempo para matar”, dijo Williams.

Una vez separados estos genotipos naturales se hicieron mezclas únicas de los mismos, que no existen en la naturaleza, y “a partir de ellas logramos diseñar un insecticida que tiene un tiempo efectivo para matar al insecto […] Se crea con base en las necesidades que se tengan”.

“No es ingeniería genética porque todos los genotipos son naturales no modificados; nosotros los mezclamos en proporciones no naturales con el fin de producir el mejor insecticida posible. Actualmente colaboramos para el control de una plaga muy importante del plátano en las Islas Canarias, la cual ataca a los frutos y no se pueden vender porque afecta su apariencia. También trabajamos para el biocontrol de una plaga del tomate para España, con posibilidades de traerlo a México”.

Cócteles de virus

Posteriormente, “se planeó la pregunta: en lugar de mezclar genotipos de virus, ¿qué pasa si se mezclan virus de diferentes especies?

“En un cultivo hay presentes varias plagas de orugas que lo afectan y, de ellas, unas atacan las hojas y otras, el fruto. Lo que pretendemos hacer es producir mezclas de virus de cada plaga para crear un insecticida que pueda controlar dos o tres plagas al mismo tiempo”, detalla el secretario de Posgrado de Inecol.

Cada una de las patentes ha sido el trabajo de tesis de doctorado de estudiantes, con el apoyo de colaboradores de la misma institución y de otras. La parte técnica, de investigación, de acuerdo con lo que refiere el doctor Williams, tarda unos tres años, y en ello se realiza trabajo de laboratorio, de invernadero, en campo abierto y luego la producción de laboratorio, que es la parte más costosa en la producción de un insecticida biológico a base de virus.

“Una vez solicitada la patente se han publicado los resultados del desarrollo y hemos visto que el modelo de producir los virus insecticidas de esta manera es único en el mundo. No obstante, cuando otras universidades se den cuenta de lo que hemos logrado, de nuestros resultados, se adentrarán a buscar sus propios desarrollos”, comentó.

Por otra parte, un estudiante asesorado por el doctor Williams está iniciando su tesis sobre el control de una plaga (Anticarsia gemmatalis) de la soya con este tipo de insecticida. La idea es trabajar con cepas mexicanas para desarrollar un producto propio para controlar esta plaga en los cultivos de la región de La Huasteca de Tamaulipas.

Fuente: EL ECONOMISTA

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